Bogotá es mi gimnasio
En el colegio nunca gané una competencia. Ni deportiva, ni académica. Recuerdo que estando en sexto grado -primerodebachillerato en ese momento- le gané una partida de ajedrez a uno de Once y pasé a las rondas finales, donde sucumbí a la presión y me cascaron. Figurativamente, por fortuna.
Ni hablar de educación física. No me ayudaba ser de los menores del curso, para encima ser de los mínimos del curso. Cumplía con dignidad con las funciones asignadas pero rara vez fui titular. Ahora que lo pienso eso explica que prefiriera deportes individuales y donde priman la astucia, estrategia y la fortaleza mental como el bádminton, el ciclismo y el backgammon.
No figuraba, pero tampoco era el útimo lo que podría ser un buen reflejo de mi personalidad, ahora que lo pienso. Estaba siempre en el lote, dirían de mí si hubiera sido ciclista profesional.
Es por eso que me cuesta explicar cuando me preguntan que por qué ya de viejo (a los 20) y desde entonces, el deporte se volvió parte de mi vida cotidiana. Y es porque ni yo mismo lo comprendo, tenía el potencial para ser sedentario. Y es que desde que en 1993 empecé a movilizarme por Bogotá en bicicleta un Gollum dormido dentro de mi se despertó y me volví competitivo y hasta empecé a cuidar mi alimentación para que no afectara mi rendimiento. No son trayectos largos, en estos años podría decir que no superan los 20km diarios aunque he tenido temporadas de 50km diarios así como temporadas de 20km semanales. Desde entonces ya acumulo más de 100.000km transitados solo en Bogotá, y unos cuantos miles en Cali, donde viví por poco más de un año.
En 2002 una tendinitis me obligó inscribirme en un gimnasio para tomar clases de stretching, necesarias para mi rehabilitación. Iba a diario. Allí descubrí que Pilates es el papá de los ejercicios, aprendí a usar los HRMs y empecé a usarlos en mis trayectos diarios. Desde entonces busco -a diario- estar “en la zona” al menos 5 minutos diarios. Compito conmigo mismo (cuando no es que hay un pinche fixero en la ruta creyendo que su bici de mentiras es más rápida) y todos los días mido mi rendimiento con el celular. Cuando me siento demasiado bueno, hasta uso Strava, pero con moderación.
Hoy mis desplazamientos diarios son de unos 12km. Mi estado de salud es bueno: me enfermo muy poco y en una prueba de esfuerzo estándar bajo de 180bpm a 80bpm en un par de minutos, lo que suele causar sorpresa en los médicos, sobre todo cuando me preguntan la edad. No pago un peso por transportarme ni por ir al gimnasio y tengo dos beneficios: salud mental y salud física, aparte de los cientos de horas que ahorro al mes. La salud financiera llega casi que por accidente 😉
En 1993 me convertí -sin darme cuenta- en un deportista urbano. Es por eso que me identifiqué plenamente con este comercial, sin la parte de hacer el ridículo en las cebras de los semáforos.
PD.
De la tendinitis aprendí a estirar. Lo hago todos los días, utilizando bancas, bolardos o la misma silla de la bici.
Marzo 27 2015
Señores boletín del consumidor
Mi nombre es Hernando tello reyes .mi queja es con una empresa de turismo llamada on vaqueshion donde consigne una plata pagando un plan y por circunstancias económicas no pude volver a pagar pasado tres meses fui a que me devolvieran la plata y no fue posible donde la respuesta fue que había perdido la plata señores yo estoy preocupado por favor colaboremen
=-=-=-Patton responde (16/09/2015 @ 13:50)-=-=-=-=
Siento mucho que lo hayan engatuzado los de OnVacation don Hernando, supongo que cuando usted firmó decía muy claro que esa platica se iba a perder. En todo caso supongo que no lo leyó, así como tampoco leyó todos los avisos que aquí dicen "esto no es el boletín del consumidor, su queja está en el lugar equivocado".
Siento no poder ayudarle, podría haber acudido a la SIC.